La
brujería, siempre es un tema que atrae a la gente... a veces escucho los
relatos y me parece todo ficción. En mi familia, existen muchas anécdotas, Papá
contaba una de la panadería que tenían recién casados, recuerdo que me helaba
hasta los huesos su relato pues decían que de noche cuando trabajaban
preparando la masa para el pan, podían sentir presencias junto a ellos en la
mesa, escuchaban voces y veían sombras, el pan no se cocía se le dejaba el
tiempo establecido y éste salía crudo
por lo tanto no se podía vender y siempre reportaban perdidas. Cuando mi
abuela Félix sugirió hacer una limpia, ella misma se encargo de todo y de
seguir el rito con oraciones, al meter
la mano al horno sin fuego y frío, salió una llamarada que como un látigo, marco
el brazo de ella, mi papá decía que sólo vio una reacción de mi abuela y al
preguntar que paso, ello sólo dijo –Nada hijo, estos que no se van a salir con
la suya-. Por alguna razón y quizá por algo más fuerte que su entendimiento
nada de esto resultó, ni las bendiciones de los sacerdotes católicos, ni las
oraciones de los evangelistas.
Un detalle particular de mi abuela, es que era telequinética, contaban que cuando se enojaba, se estrellaban los vasos de la casa o cualquier vidrio cercano a ella sólo por su voz. Que movía objetos a voluntad y que sabía la razón por la que la visitabas o lo que te acongojara. Así ha habido otras historias en casa que mi padre contaba o mis hermanos, con respecto a mí abuela, Ma. Luisa contaba que cuando iba a nacer no se quien de mis hermanos, ella estaba en casa sola con los mas chicos, cuidándolos pues era la más grande, sintió miedo y de pronto, vio a mi abuela Félix que ya había muerto hace varios años atrás, sentada al pie de su cama.
De lo que puedo contar como algo que yo vi y sentí, existen dos que recuerdo como una
película de ficción, uno de estas historias tardo varios años en desarrollarse
y finalmente acabo en una tragedia que hasta en los periódicos salió y que a
decir verdad fue el final de varios exorcismo y contacto con los muertos, yo vi años atrás un exorcismo en donde mi tía
presidía, mi madre contenía y mi hermana miraba y yo detrás de la cortina que dividía la
habitación escondido y paralizado por el miedo, veía con asombro y terror. Todo
lo originó la muerte de uno de los hermanos de mi padre y la falta de
resignación por parte de su esposa, duro meses y termino años después como una
nota roja en el diario.
La otra historia,
fue ver como mi sobrino de pocos meses de edad, después de un paseo por el patio que le daba uno de mis cuñados, cuando lo
llamaron a comer, dejo al niño en brazos de su mamá, para que pudiera sentarse
a la mesa, mi hermana lo cargo y mi sobrino comenzó a llorar para que lo
bajaran a caminar, en el llanto
incontenible, se privo al punto de dejar de respirar y parecer muerto. Mí madre
gritaba y lo sacudía al mismo tiempo que lo metía en una helada pileta de agua
para que reaccionará y volviera en si, gritaba y gritaba. También gritaban los demás, mis hermanas y nosotros
los niños que no entendíamos que estaba pasando y era impresionante ver a mi
madre; una mujer fuerte y gorda zarandear empapado el cuerpo inerte de un niño
que apenas aprendía a caminar. Mí madre
al fin se dio por vencida, resignada, sollozando y con mucha tristeza, pensando que el niño estaba muerto por asfixia, le dio el cuerpo de mi sobrino a mi hermana y le dijo –lleva el niño
con tu tía-. Sí, la misma del exorcismo. MI hermana salió corriendo de la casa
con el niño en brazos, mi sobrino parecía un trapo sobre el antebrazo de ella,
detrás salió mi hermana Blanca la madre del niño, las empleadas de la casa, mis
hermanas, mi madre y nosotros, los niños, sólo teníamos que cruzar la calle,
enfrente vivía mi tía Sara. Así que todos los de la calle (vivíamos en una cerrada) se dieron
cuenta que algo grave pasaba en casa, todos gritaban asustados y con
dolor. Cuando llego mi hermana con mi
tía, ella lo tomó, lo desnudó, lo bañó en alcohol, y decía gritando mientras
sobaba el cuerpo de mi sobrino, -¡espíritu de Osvaldo, espíritu de Osvaldo,
regresa!- y más alcohol y más oraciones,
-¡espíritu de Osvaldo, espíritu de Osvaldo, regresa!- de pronto después de varios minutos, según dicen mis hermanas, el
niño lloró y volvió a la vida. Inmediatamente después lo llevaron al hospital. Le hicieron varios estudios, entre ellos un un electroencefalograma y nada, el niño era un niño sano y normal, esto se
repitió semanas después y por la noche, sirvió para que los varones adultos de
la casa creyeran lo que había pasado pues decían que eran cuentos de mujeres ociosas. Recuerdo que mí padre se tiró a la cama a llorar pues creían que mi bendito
sobrino ahora si estaba muerto, de la misma forma mi tía lo trajo de nuevo al
mundo, por supuesto en medio de la angustia y la sorpresa de los hechos.
Pasaron los días y uno de tantos mi hermana
caminaba con el niño en brazos, irían al mercado tal ves y un a mujer la
observaba, Blanca se descontrolo y se intimidó con la mirada, la mujer se
acerco a ella, y le dijo, -tienes un niño muy bonito,
pero lo quieren ver muerto, te lo tienen embrujado-, la mujer sonrió y se
fue. Al otro día mi hermana, quiso ver a
una curandera por recomendación de mi tía ésta, la curandera, le hizo una
limpia y pudo ver que mi sobrino efectivamente estaba embrujado, que lo querían
ver en medio de cuatros cirios, muerto.
Que la suegra, que era de todos sabido era una bruja, ella había hecho el trabajo y recuerdo que
además la pobre mujer tenia nombre de bruja pues se llamaba Brunilda, que en su
afán de conservar a su vástago cerca, había embrujado al niño, para que ellos
al morir la criatura se separaran. Pero no contaban con que en mi familia
también le hacían al menjurje. Tiraron el canasto que había sido regalo de la
Abuela paterna, pues debajo y dentro del
colchón habían encontrado yerbas y dijes.
Además con unos tesitos y las consabidas oraciones de mi tía Sara, mi sobrino creció al margen
de su Brunilda abuela y de las brujerías. Por supuesto nadie cree esto, pero
créanlo o no, de verdad esto, es algo que yo vi y viví cuando era niño de 9
años.